Un día de mierda lo tiene cualquiera.
O quizás lo que has tenido es una semana maratoniana en la que has tenido que apagar más fuegos que el cuerpo de bomberos.
Aunque también puede ser que estés pasando por una época personal complicada, enfrentándote a varios cambios que te tienen la cabeza loca.
Tanto, que no encuentras consuelo en otra cosa que no sea la comida.
Solo piensas en meterle mano a la nevera y disfrutar de esos segundos de paz en tu paladar.
Porque sí, literalmente son segundos.
La comida se ha convertido en tu refugio, en tu lugar seguro, pero el efecto que provoca en ti es tan efímero que necesitas recurrir a ella más de lo que te gustaría.
Tienes la sensación de que se te ha ido de las manos y las consecuencias en tu autoestima están siendo desastrosas.
Sientes culpabilidad por no poder parar.
Te miras al espejo y ves que tu cuerpo está cambiando a un ritmo acelerado.
Pero esto no es solo una cuestión de apariencia, esto va de que no te sientes bien contigo misma. Ni siquiera dentro de tu cabeza.
Hay una batalla infernal entre lo que tus pensamientos te dicen que DEBES hacer y lo que tus impulsos te obligan a hacer.
No hay coherencia en tu discurso, por eso no puedes descansar ni estar en paz ni un solo minuto…
Qué, ¿te sientes identificada con todo esto?
Posiblemente estés desesperada buscando soluciones a tu malestar y por eso aterrizaste en este post, ¿me equivoco?
Bueno.
Pues siento decirte que si lo que venías buscando era una dieta milagro o un plan maestro para llegar a tiempo a la operación biquini, este no es tu sitio.
En este post te voy a hablar del control del peso, del control de la ansiedad por comer y de cómo volver a sentirte bien en tu piel, pero nada de esto tiene que ver con dietas y, ni siquiera, con el tipo de alimentación.
Quédate conmigo, que te cuento.
Cómo controlar la ansiedad por comer
Verás.
Lo feo de todo este asunto es que tienes a (casi) toda la sociedad apuntándote con el dedo diciéndote que tu problema es la falta de disciplina.
“Eres débil”, “te falta fuerza de voluntad” o “cierra el pico y haz deporte” han sido tus compañeros de viaje particulares. Hasta en la consulta del médico te has visto acorralada por achacarle a tu peso todo lo que te pasa.
Puede que te hayas llegado a creer que toda esa basura tiene algo de cierto, pero la realidad es que tú no tienes la culpa de esto que te está ocurriendo.
Tú no eliges tener ansiedad y paliarla con comida.
Lo que está pasando es que tu mente ha buscado una salida a todo ese malestar que lleva dentro de ti tanto tiempo y que por algún sitio se tenía que desbordar.
No es que seas adicta a comer, es que no has tenido las herramientas suficientes para enfrentarte a tus emociones de otra manera.
El control del peso está directamente relacionado con los hábitos y, por supuesto, con el tipo de alimentación.
Estaremos de acuerdo en que no es lo mismo comer todos los días fritos, bollería industrial y pasta, que comer lo más natural posible y en su justa medida.
Pero el que exista una necesidad imperiosa de “comer mal” también es señal de que hay algo que no funciona dentro de ti.
Por eso, el control del peso en primer lugar SIEMPRE tiene que ver con la manera en que estamos gestionando nuestras emociones.
Una buena gestión de las emociones equivale al equilibrio que te lleva a la paz mental.
Hay cosas que han ido ocurriendo a lo largo de tu historia a las que ni siquiera les has puesto nombre, pero que han dejado una gran huella en tu autoestima.
Son “cositas” que se han ido acumulando desde tu niñez, pasando por tu adolescencia y que han tenido mucha relevancia en tu vida adulta, aunque no te hayas dado ni cuenta.
Así que hoy en día están dando la cara.
Por eso la solución no se encuentra en la dieta de la piña y ni tan siquiera en la del cucurucho.
La solución se encuentra sentándote en una silla de terapia y entablando una conversación contigo misma y con alguien que te entienda de verdad.
La solución a la ansiedad por comer se encuentra en la terapia psiconutricional especializada en emociones
La mente es compleja de pelotas.
Hemos ido sorteando los obstáculos que nos ha presentado la vida lo mejor que hemos podido, con las herramientas que hemos tenido, pero eso no quiere decir que hayamos salido airosas de ellas.
Todo, absolutamente todo, deja un poso emocional en tu subconsciente.
El bullying en el colegio, la relación con tus padres, los estándares inalcanzables de la sociedad, alguna que otra relación tóxica e incluso lo que tú misma te cuentas a diario, tienen mucha parte de responsabilidad en cómo te enfrentas a la vida hoy.
Pero… ¿Qué ocurre si pasas olímpicamente de todo esto y haces como si aquí no hubiera pasado nada?
Que se forma una amalgama de rencores, malos hábitos, culpabilidad e inseguridad tan heavy que te acaba ganando el pulso.
– “¿Y es por eso que mi ansiedad por comer es cada vez mayor?”
Es posible que sí, querida.
Por eso es importante dejar de hacer eso que nos gusta tanto del “aquí paz y después gloria”, porque es contraproducente.
Ahora toca lo de “apechugo y atiendo todas mis taritas pendientes” para poder notar cambios reales en ti, tanto externos como internos.
¿Que por dónde empiezas?
Me alegra que me hagas esa pregunta, porque tengo la respuesta que de verdad te va a ayudar con tu problema de ansiedad por la comida.
Vente a mi programa de acompañamiento individual ‘¡Qué Buena Estoy!’ y aprende a relacionarte mejor con la comida y contigo misma
Antes de nada, me presento por si eres nueva por estos lares y todavía no me ubicas.
Soy Ana Morales, psicóloga y coach especializada en nutrición emocional, y yo también pasé por el calvario que estás viviendo tú ahora.
Por eso, tras varios cambios importantes en mi vida personal, decidí dar un giro de guion y dedicarme a ayudar a otras mujeres que están pasándolo tan mal como yo lo pasé en su día.
Yo también me miraba al espejo y no me gustaba lo que veía, pero a base de mucho trabajo personal, terapia y entendimiento fui capaz de llegar a donde estoy hoy, sin tener que recurrir nunca más a una dieta.
Te cuento.
En mi programa «¡Qué Buena Estoy!» te cojo de la mano durante 12 semanas y te doy las herramientas, el paso a paso, para que vuelvas a reencontrarte con tu yo más feliz, con aquella gran mujer a la que tanto echas de menos.
No será fácil, pero te aseguro que será muy revelador.
Si haces clic aquí podrás ver en qué consiste este programa y si es lo que realmente necesitas para empezar a vivir la vida de una manera digna de nuevo.
Te recuerdo que yo no hago dietas, esa no es mi misión.
Mi misión es darte los recursos necesarios para que, por tu propio pie, seas capaz de construir hábitos más saludables y alineados contigo y con tu bienestar.
Ahora, ve a ver lo que tengo para ti en «¡Qué Buena Estoy!» y después me cuentas.
Nos vemos al otro lado.
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¡Hasta pronto!